16 de junio de 2013

Crece acuario junto al puente Puchuapan

v Ciudadanía pide vigilancia y mantenimiento al lugar para conservar las especies
v Arroyo pestilente de aguas negras adjunto, ahuyenta a visitantes
Yacimiento de agua junto al puente Puchuapan, al pie del Árbol Centenario, sobre la avenida Juárez.
Tortugas y peces de diferentes especies comienza a habitar en el pequeño acuario, en el buen intento de conservar el área natural.
El encanto de los visitantes se pierde al ser ahuyentados por los pestilentes olores que despide un arroyo adjunto al pequeño acuario, una salida de drenaje de aguas negras.

Juan Carlos Absalón / San Andrés Tuxtla, Ver.—Debo citar que la falta de voluntad debilita las buenas intenciones teniendo como resultado que todo quede en buenos propósitos, los que jamás caminarán sin la participación de todos.
En esta cabecera de los distritos local y federal, San Andrés Tuxtla, hemos escuchado a ex alcaldes y alcaldes en funciones, que antes del inicio de su campaña tuvieron buenas ideas, buenos propósitos, buenos proyectos, los que se desvanecieron en el ejercicio de sus funciones.
Así también de reconocidos ciudadanos que en la bonanza de su vida, como empresarios o comerciantes exitosos, también tuvieron buenas ideas, las que solo quedaron en intenciones.
La falta de la suma de voluntades en conjunto pueden debilitar los buenos proyectos que quedan en el papel, en los libros o en la memoria virtual de una computadora.
La relación que antecede lo escrito, es porque sobre la Avenida Juárez, junto al Puente Puchuapan, el primer puente que se construyó en San Andrés Tuxtla, allá por el año 1847, existe un nacimiento de agua, donde antes habitantes de esta ciudad acudían a bañarse y a lavar sus ropas.
Del lugar se cuentan muchas historias de amor, porque era un rincón donde las parejas de enamorados se refugiaban; lugar que varias veces también fue sepultado por las constantes crecientes en años pasados, allí el frondoso árbol de Ceiba (petandra o pochota), ahora llamado Árbol Centenario, alguna vez hasta un automóvil arrastrado quedó atrapado salvando por fortuna a su conductor.
Hago un paréntesis porque hay una placa que cita que el H. Ayuntamiento Municipal Constitucional y los Anfitriones Ecológicos Turísticos de los Tuxtlas, A. C., declararon Árbol Centenario a la Ceiba, el 19 de diciembre del año 1999.
“El Centenario” también brindó sombra a las personas que acudían a lavar sus ropas, donde administraciones pasadas construyeron lavaderos de concreto.
Con la llegada del alcalde Rafael Fararoni Mortera, el área fue rescatada y embellecida con bancas de concreto y se reestructuró el marco de pequeño arroyo naciente, así como sus alrededores para que la ciudadanía pudiera cortar el paso hacia el mercado municipal.
Hace algunos meses atrás, alguna persona con la mejor de las intenciones deposito tres peces de colores en el nacimiento, mismo que comenzó a ser atractivo para la ciudadanía de este municipio y para los visitantes.
Conforme pasaron los días, encontramos más peces de diferentes especies y actualmente hasta tortugas, de las cuales alguien dijo que recientemente se robaron una de las más grandes de tamaño.
Por voces, por comentarios de quienes acuden al lugar, poco a poco padres de familia y parejas acuden al lugar a disfrutar la estancia de la pequeña fauna marina; está naciendo un pequeño acuario, pues ya es considerable el número de especies que allí viven.
Y aquí viene el comentario de la ciudadanía;
Falta vigilancia al lugar
Falta limpieza o mantenimiento del lugar
Y cuando decimos que falta vigilancia, es porque algunas personas señalan que se roban las especies, o que hasta se orinan en el lugar, las que deberían ser sancionadas por las autoridades correspondientes si hubiera cuando menos algún policía municipal.
Pero el punto más grave, es que junto a este pequeño atractivo de la ciudad circula un arroyo de aguas negras, de aguas pestilentes donde se congrega gran cantidad de desechos y plástico, un drenaje que APESTA, porque hay que citarlo como debe ser, el olor invade y ahuyenta a quienes acuden al lugar.

Es el clamor ciudadano y como medios al servicio de la colectividad, servimos de esta forma, esperando las autoridades correspondientes tomen cartas en el asunto.

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