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2 de marzo de 2019

LA PACIFICACIÓN EN MÉXICO DEBE SER ABIERTA, DEMOCRÁTICA Y CON RESPETO A DERECHOS HUMANOS.


• Amnistía y atención a olvidados, fundamentales para revertir descomposición social: Félix Salgado.

CIUDAD DE MÉXICO.-En el FORO INTERNACIONAL “AMNISTÍA ”, especialistas afirmaron que para lograr una reconciliación efectiva en México, es indispensable que el proceso de pacificación sea abierto, democrático y respete los estándares internacionales de derechos humanos, además debe ir acompañado del fortalecimiento de las instituciones.
El presidente de la Comisión de Defensa Nacional, Félix Salgado Macedonio, afirmó que se requiere un enfoque diferente para revertir la descomposición social en México. En este sentido, asentó, el tema de la amnistía y la atención a sectores sociales olvidados son prioridad.
Recordó que de acuerdo con la Fracción XIV del Art. 89 de la Constitución, es facultad y obligación del Presidente “conceder, conforme a las leyes, indultos a los reos sentenciados por delitos de competencia de los tribunales federales”.
Aclaró también que la Fracción XXII, del Art. 73 de la Carta Magna, dispone que es atribución del Congreso “conceder amnistías por delitos, cuyo conocimiento pertenezca a los tribunales de la Federación”.
El Senador por Morena acotó que, para hablar del perdón en algunos delitos, primero se tiene que garantizar justicia a las víctimas, porque son ellas las que “sienten el dolor como una puñalada”.
Agregó que el Gobierno debe apoyar a sectores de la población, como los campesinos, para que se dediquen a sembrar productos de consumo y evitar que, ante el olvido de las autoridades, busquen otras opciones para salir adelante -como producir mariguana o amapola- y terminen en prisión.
José Alfredo Piera Pellicer, rector de la Universidad Virtual y Académica, subrayó: “debemos considerar a los reclusorios como el fracaso cívico de una sociedad, cuyo costo, en todos los sentidos, es elevadísimo, tanto en dinero como en desgaste social y sufrimiento”.
El castigo como factor para mantener la paz, consideró, es una concepción “caduca” que no reduce la delincuencia. En una sociedad firme, con capacidad de perdón, dijo, se fomenta la convivencia y la tolerancia, así como una economía próspera.
La especialista Laura Londoño Jaramillo, quien participó en las negociaciones de paz en Colombia, explicó que la justicia transicional debe ser un proceso abierto, democrático y con participación social, para que la construcción de la paz sea legítima.
Dijo que deben respetarse los estándares internacionales de derechos humanos, en particular, de las víctimas. Además, señaló que la pacificación tiene que ir acompañada del fortalecimiento de las instituciones.
Los procesos de paz son importantes, pero a su vez los gobiernos deben estar preparados para los retos derivados de la delincuencia y dar respuesta efectiva a la persecución del crimen mediante inteligencia, estrategia y tecnología, precisó.
Denis Reynaud, militar de la República Checa, recomendó a los mexicanos “aprender a olvidar y seguir adelante”. Si se quiere un verdadero cambio en el país, la única forma es avanzando. Pero, advirtió, ello es imposible si México no comprende ni perdona su propia historia.
En su turno, Santiago Corcuera Cabezut, académico de la Universidad Iberoamericana, indicó que las amnistías que sólo ayudan a “cicatrizar la superficie” pueden ser malignas y contrarias al derecho internacional, porque producen un efecto de pretendido olvido forzado.
A primera vista, este tipo de leyes pueden cicatrizar la superficie, pero el “bisturí y las tijeras se quedan adentro”. Si no hay verdad y reparación, no es posible que haya una verdadera cicatrización. Se podrá ver cicatrizada la superficie, pero por dentro el cuerpo social sigue sangrando, advirtió.
En cambio, resaltó, las “leyes benéficas” son fomentadas y recomendadas por instancias internacionales. La tragedia es grandísima y el problema descomunal en México. Tenemos que despojarnos de patriotismos mal entendidos para pedir auxilio internacional.
Se manifestó porque venga al país un mecanismo internacional, extraordinario, contra la impunidad y la corrupción, que ayude a lograr justicia, verdad y reparación a las víctimas.
Una ley de amnistía, concluyó, no acalla al clamor de los familiares por saber dónde están sus desaparecidos. Además, hay ciertas atrocidades que no son amnistiables, como la tortura y la desaparición forzada.