No olvide retrasar su
reloj
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La Sener informó que
desde la aplicación de dicha medida, el ahorro de energía acumulado a abril de
este año alcanzaría para alimentar a 11 millones de hogares durante un año
Agencias /
Redacción.—En la madrugada del próximo domingo 27 de octubre del 2013, concluye
el Horario de Verano, que inició el pasado 7 de abril, por lo que los mexicanos
deberán retrasar una hora sus relojes. Desde la implementación del Cambio de
Horario de Verano, en 1996, hasta mediados de este año se dejaron de consumir
19 mil 460 Gigawatts-hora (GWh)
Dicha
cifra, expuso la Secretaría de Energía (Sener), significa que desde la aplicación
de dicha medida, el ahorro de energía acumulado a abril de este año alcanzaría para
alimentar a 11 millones de hogares durante un año, consumo equivalente a un
promedio de 289 kilowatts-hora bimestrales por hogar.
La
dependencia destaca que según estudios del Fideicomiso para el Ahorro de
Energía Eléctrica (FIDE), con información de la Comisión Federal de
Electricidad (CFE) y la colaboración del Instituto de Investigaciones Eléctricas
(IIE), el Cambio de Horario ha generado al país ahorros considerables.
Dichos
estudios arrojaron que en 2012 la modificación en el cambio de horario en el
país originó un ahorro en el consumo de mil 41 Gigawatts-hora, lo que equivale
a 85 por ciento del consumo anual de energía eléctrica del estado de Campeche.
En
consecuencia, el año pasado se generó un ahorro económico estimado de mil 390
millones de pesos. Dicha cifra, explicó la dependencia, incluye los ahorros de
33 municipios de la franja fronteriza norte que adoptan el cambio de horario.
Para el
próximo año, el Horario de Verano iniciará de nueva cuenta el 29 de marzo.
“No puedes parar el tiempo... pero puedes
atrasarlo una hora a las 2:00 a.m. del 27 de octubre cuando acaba el horario de
verano y empieza el tiempo estándar”.
El horario
de verano (en inglés Daylight saving time o DST) es el horario que sigue a la
convención por la cual se adelantan los relojes para usar más la luz diurna.
Normalmente los relojes se adelantan una hora a principios de la primavera y se
retrasan de nuevo en otoño.
Muchas
culturas antiguas, en cambio, alargaban las horas diurnas en verano. El horario
de verano moderno fue propuesto por primera vez por Benjamin Franklin y posteriormente,
en 1907, por William Willett. Se empleó ampliamente por primera vez en 1916,
durante la Primera Guerra Mundial, para ahorrar carbón.
A pesar de
las controversias, muchos países lo vienen empleando desde entonces. Los
detalles difieren dependiendo del país y son modificadas a veces.
El añadir
tiempo de luz diurna a las tardes beneficia al comercio, a la práctica deportiva
y otras actividades a las que favorece la presencia de luz tras la jornada
laboral, pero puede ocasionar problemas a la agricultura y a otras ocupaciones
que dependen del tiempo de exposición a la luz solar.
El
incremento vespertino de luz puede ayudar a disminuir los accidentes de tráfico,
pero sus efectos sobre la salud y la incidencia del crimen están menos claros.
Se dice que mediante el horario de verano se ahorra energía eléctrica al
reducirse la necesidad de iluminación artificial, pero las evidencias que lo
apoyan son débiles, dado que el horario de verano puede estimular la aparición
de picos de demanda, lo que incrementa los costes.
Por otra
parte, los cambios de horario dificultan la percepción del tiempo y pueden
causar problemas de sueño a las personas, así como trastocar reuniones, viajes,
facturación de equipaje, el mantenimiento de registros, dispositivos médicos y
el uso de maquinaria pesada. Muchos sistemas dirigidos por computadoras son
capaces de ajustar sus relojes automáticamente, pero se llegan a producir
errores, sobre todo cuando las reglas del horario de verano cambian.
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