3 de septiembre de 2011

La marcha de la TRAICIÓN o el paseo de los DESMEMORIADOS

Hay que tener buena memoria después de haber mentido…


Este domingo 28 de agosto, Silvano Torres Xolio encabezará una marcha para demostrar, según él, como tiene de su lado la voluntad de la estructura priísta.
Héctor Yunes Landa, Presidente de la Dirigencia Estatal del Comité del PRI, en su reciente visita a San Andrés, fue desairado por la verdadera militancia.
José Guadalupe Minquiz Jara y Alejandro “El Negro” Pérez Ortiz, artífices de las viejas patrañas políticas, alfiles del auto denominado “Magnate Petrolero”, Silvano Torres Xolio.
Fue un miércoles 27 de enero de 2010, cuando Silvano Torres sostuvo su primer encuentro con Yunes Landa; y al parecer firmaron un pacto silencioso.

Moisés Cano, San Andrés Tuxtla, Ver.—

En política no hay memoria; al menos eso parece en la escena política de Los Tuxtlas, por que este domingo 28 de agosto, en San Andrés, el auto denominado “Magnate Petrolero”, Silvano Torres Xolio, encabezará una marcha para demostrar, según él, como tiene de su lado la voluntad de la estructura priísta, ¿…?, en aras de su presunta próxima adhesión, y decimos presunta no por que pueda ser falso que se le acepte en el tricolor, ya que esto depende de otro camaleón y traidor a sus principios políticos; Héctor Yunes Landa, quien sigue traicionando la voluntad del verdadero primer priísta del Estado, Javier Duarte de Ochoa.
Decimos que es una “presunta” adhesión, porque el mismo Silvano a través de su gente y cañonazos de dinero, ha presumido que ahora militara en el partido del que despotrico apenas hace 19 meses.
En 2009, recién posicionado en la política municipal, Silvano Torres Xolio se estableció en San Andrés Tuxtla creándose el mito de ser el hijo pródigo de esta ciudad.
De cuna humilde, siempre se dijo, logró estudiar una carrera que él mismo se pagó trabajando como estibador en los muelles del Puerto de Veracruz; él solito levantó a su madre y sus hermanos, así lo contaba a sus allegados, así se encumbraba al más puro estilo populista. Sin embargo, cuando se le veía en acción, figurando en algún café o restaurante, parecía que esta historia, este drama de superación personal, no era más que parte de su pasado, pasado que fácilmente olvido, queriendo comprar el poder, pues aseguraba que él iba a ser el próximo presidente municipal.
La clase empresarial, la legítima, no la advenediza vio como se rodeó de los artífices de las viejas patrañas políticas, sus alfiles, José Guadalupe Minquiz Jara y Alejandro “El Negro” Pérez Ortiz, y más tarde, resentidos de otros grupos políticos que al ver lejos a su candidato, se le sumaron al que parecía que podía comprar el triunfo.
Quiso colarse y figurar, hizo su propio campo de béisbol, y como mal augurio de su proyecto político, estableció su empresa, una procesadora de asfalto, junto con el diamante beisbolero, a tan sólo unos metros del perímetro que ocupa el basurero municipal.
No tardó mucho en sorprender a la ciudadanía y confundir a la clase más necesitada del pueblo, con sus actitudes mesiánicas logró alguna simpatía, pero no la de las mayorías.
Primero la buscó en el PRI, pero ya estaban agotadas las localidades y probó suerte en Convergencia y finalmente en el Partido Acción Nacional, pero fue un 27 de enero de 2010, cuando sostuvo su primer encuentro con su alma gemela. Y es que se necesita un traidor para reconocer a otro, y desde que se vieron, ambos respiraron traición a primera vista.
Convocando a la cúpula priísta, Héctor Yunes Landa llegó la tarde de aquel miércoles 27 de enero en el Salón del Sindicato de Electricistas (SUTERM), de la ciudad de San Andrés, ahí, desairado por la verdadera militancia, la que si es fiel a su partido y miraba hacia delante, Yunes Landa se tuvo que conformar con ser recibido por advenedizos traidores como él.
Estaban todos los que no encontraron lugar en otros proyectos políticos, los resentidos, los ambiciosos, los traidores.
Ahí Silvano y su séquito compartieron su desencanto con Héctor Yunes y al parecer firmaron un pacto silencioso. Hoy, con Héctor Yunes Landa a la cabeza del PRI Estatal, una traición se cocina.
Nuevamente traicionado la confianza del primer priísta en el estado, Héctor Yunes parece querer operar de la manera más eficaz para dejar al PRI sin estructura rumbo a los próximos comicios, y es que meter a gente ajena a la militancia, sólo por ambición de poder y venganza, no es otra cosa más que una traición a los principios que su cargo representa.
Este domingo, la marcha de la traición recorrerá el centro de la ciudad con Héctor Yunes Landa y Silvano Torres Xolio a la cabeza. Este domingo, el séquito de Héctor Yunes y Silvano Torres pasarán frente a palacio municipal, pero esta vez ninguno de los dos lanzará consignas contra el gobierno municipal o estatal, esta vez ni Yunes ni Torres dirán que hay dedazo, porque esta vez la imposición la cocinan ellos.
Detrás de este movimiento hay más patrocinadores resentidos, hay un Jorge Uscanga que aún quiere mover los hilos y que así lo dejó manifiesto al ser el mismo el que llevara a un foro de Seguridad Pública, al mismo Silvano Torres, sin justificar su presencia, pero este ya es tema de otra columna, estimados lectores.
No hay peor traición que la que se hace contra los principios, pero no hay nada peor en el país que la falta de memoria histórica en la política, y el descaro de los que ambicionan el poder por el poder mismo.