F AGRESIONES
QUE SE AGRADECEN:
F Casos
Catemaco y Lerdo de Tejada
Como en cada contienda electoral, hay
factores secundarios que llegan a determinar la decisión de los votantes de
último momento. Incluso, para tomar la sentencia de asistir a la casilla a
votar con el derecho que tiene como ciudadano, o el de persistir ajeno a las
decisiones políticas y permanecer en su casa, con el pretexto de que es un día
familiar; en otros casos porque son influenciados por el ambiente social que se
respira en su localidad y que provocan, en algunos, a llegarse a sentir
amenazados, o con temores surgidos por comentarios escuchados en la calle, sin
fundamento alguno.
En estas elecciones, desafortunadamente
creció el nerviosismo y temor por algunos hechos violentos que se dieron y que,
sin duda, fueron fundamentales para la decisión final del electorado, lo que
también provocó en gran medida el que ganara el abstencionismo.
Existen dos ejemplos claros que demuestran lo
que aquí comentamos:
El primero de ellos, sucedió el pasado 2 de
julio en la emblemática ciudad de Catemaco, cuando cientos de militantes del
PRD y del Movimiento Ciudadano, ambos grupos encabezados por sus propios
candidatos a la alcaldía, Sergio Antonio Cadena Martínez y Luis Francisco
Sánchez Aguirre “El Pichirilo”, respectivamente, provocaron un clima de tensión
y violencia puesto que, sobre la exclamación popular de “¡Pueblo, esto es de
ustedes!”, y con el uso de violencia que rebasó los límites de la Ley, los
cientos de simpatizantes mostraron su inconformidad ante el descubrimiento de
una bodega en la que se almacenaba propaganda de la candidata a la presidencia
municipal por la “Coalición Veracruz para Adelante” (PRI, Verde Ecologista y
Nueva Alianza), Cecilia Alejandra Oliveros Rosario.
Estos artículos, que estaban al resguardo de
policías municipales, fueron sacados y repartidos entre los presentes,
transcurriendo siempre bajo un clima de tensión, dado que existieron amenazas,
gritos, golpes e incluso detonaciones de armas de fuego, quedando rastros de
ello en una gasolinera que está próxima al lugar de los hechos, sin que las
fuerzas del orden pudieran hacer algo.
La ocasión sirvió para que este grupo de
vándalos también se trasladara a una bodega que utilizaba el Ayuntamiento y que
fue abierta ante los calurosos ánimos de toda la turba de la que sustrajeron
artículos de toda clase como luminarias, material y herramientas de
construcción, juguetes, pizarrones y demás mobiliario escolar, así como
cuadernos y un sinfín de cosas que serían entregadas a diversas escuelas de la
localidad, una vez terminada la contienda electoral.
Posteriormente se trasladaron a la casa del
candidato del Partido Alternativa Veracruzana (AVE) Jorge Alberto González
Azamar; visita que tenía el mismo fin que las anteriores: la búsqueda de algo
qué robar y destrozar a su paso. Esta marcha incluyó además de los cientos de
personas, varias camionetas, automóviles y motocicletas cargadas con el botín obtenido
con anterioridad, marchando todos al grito unísono de “El pueblo unido, jamás
será vencido” y transcurriendo por varias avenidas de este turístico municipio,
ante la mirada atónita de la sociedad civil, quienes miraban el abuso de la
fuerza de este concurrido grupo, siendo solo espectadores de sus fechorías.
El domicilio del candidato del AVE fue
saqueado, donde todos los vándalos hicieron uso de rapiña para llevarse como
botín todo tipo de muebles, electrónicos y hasta ropa, para después marcharse ante
la llegada de simpatizantes de Jorge Alberto González Azamar, quienes les hicieron
frente.
En Catemaco entonces surge un mártir: Jorge Alberto
González Azamar.
El otro caso se dio en Lerdo de Tejada, donde
armados con palos, machetes, armas blancas y asegurándose también que cargaban
armas de fuego, militantes del PRD, Partido Cardenista y Acción Nacional,
secuestraron literalmente al candidato por la Alianza “Veracruz para Adelante”,
Ricardo Llamas Huber, bajo el pretexto de que el candidato tricolor se
encontraba realizando proselitismo dentro del tiempo de veda electoral. Más de
mil personas cercaron el vehículo de Ricardo Llamas a la altura de la calle 5
de mayo de esa localidad, cuando su carro estaba interceptado por tres camionetas
donde venían los primeros alborotadores.
Por espacio de más de 5 horas lo privaron de
su libertad, ya que ni la policía municipal, ni la policía estatal se dieron
abasto ante las agresiones de estos militantes, y tuvieron que esperar la
llegada de los elementos de la Secretaría de Marina – Armada de México.
Los agresivos militantes de esos partidos
fueron dirigidos por Guillermo Hernández Mayoral, hijo de la candidata del
Frente Cardenista Edelmira Mayoral Solano; por Demecio González Reyes y Manuel
Ángel Alvarado González, hermano de la candidata del PRD Guillermina Alvarado;
así como por Sergio Muñoz Montalvo, del Partido Acción Nacional; quienes
armados con palos, tubos, bates y armas blancas, rodearon la unidad del
candidato priísta y lo amenazaron con destrozar el auto si éste no se bajaba y
abría la cajuela para enseñar que traía adentro.
Fue hasta las cero horas y minutos cuando se
presentó la agente del Ministerio Público, licenciada Lucero Esmeralda López
González, después de que los asesores jurídicos del candidato priísta
interpusieron su demanda por privación ilegal de la libertad, para dar fe de
los hechos y con al auxilio de la fuerza pública, permitirle al candidato que
saliera del lugar en su unidad. El candidato por fin salió de su vehículo acompañado
de una lluvia de piedras, gritos y amenazas.
En tierra lerdense, también surgió un mártir:
Ricardo Llamas Huber.
En estos dos casos, salieron triunfadores de
la contienda electoral aquellos a los que quisieron denostar, intimidar,
evidenciar para restarles votos. Aquellos que fueron agredidos.
Los contrarios quizás, sin darse cuenta, con
las acciones emprendidas lo único que lograron fue hacerlos “mártires” y/o que
la gente volteara a verlos con mejor simpatía por las agresiones que fueron
presa. Quizás también, los opositores no midieron que dichas acciones, en lugar
de lograr el objetivo de opacar a sus rivales electorales, lo que lograron fue
deteriorar su propia imagen como contrincante, cambiando la percepción que la
gente ya tenía sobre ellos, misma población que decidió dar su voto a esos
mártires de la democracia.
En Catemaco, Jorge Alberto González Azamar
estará dándoles las “Gracias” a Sergio Cadena y Luis Francisco Sánchez “El
Pichirilo” por las acciones violentas que emprendieron en su contra, porque al
final de cuentas lo llevaron al triunfo.
“Gracias Guillermina Alvarado y Edelmira
Mayoral, por las agresiones recibidas por ambas y sus familiares directos a lo
largo de mi campaña”, estará diciendo Ricardo Llamas León, porque gracias a
ello la gente decidió dar el voto al candidato tricolor.
La denostación: común denominador.
Concluida ya la jornada electoral del pasado
domingo, los grupos políticos comienzan a hacer un recuento de los daños, de
los logros y de los errores cometidos que, en algunos casos les favorecieron,
en otros los llevaron a una derrota consumada.
Y como ya es común, ahora vendrán las quejas
de porqué ganó tal o cual candidato. Lo único cierto es que quien logró la
victoria, simplemente supo hacer mejor las cosas y los contendientes perdedores
deben asumir su responsabilidad ante el resultado obtenido.
También continuarán las acusaciones, muchas
de ellas sin sustento, pero que llegan a ser parte de la “justificación” que
necesitan hacer para no sentirse tan culpables por su derrota en las urnas, y
sobretodo, continuar dando –ilusamente- una imagen de lucha para con sus
seguidores.
Este es el momento en que aparecen las
denuncias públicas de que tal o cual candidato estaba “regalando” dinero, o
despensas, o láminas, o lo que sea y que por ello ganó; es el momento en que se
corren toda una serie de chismes, rumores y en algunos lugares hasta amenazas,
mismas que inician los grupos contrarios y que hacen circular por las colonias
del pueblo, como intentando evidenciar que el triunfo de su contrincante no es
legítimo, dejando atrás que quizás las propuestas o el carisma o hasta la fama
pública que logró el vencedor, fueron la causa determinante de su logro, lo que
convenció mejor al electorado.
Sin duda alguna, continuarán estas denostaciones
por unos días más. Sin embargo, los provocadores seguirán fomentando acciones
negativas, evidenciando así su coraje por sentirse derrotados, mientras que en
su mente e interior seguirá albergando la catastrófica realidad.
¿Para qué tratar de ocultar la realidad?.
De todos es sabido que todos parten de las
mismas estrategias y bajezas. Sin embargo, hay quienes “trabajaron” mejor el
asunto y por ello lograron mejores resultados.
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