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vGenaro
García Luna, ‘El Intocable’.
Hace 55 años se publicó
la novela Los Intocables escrita en 1957 por Eliot Ness y Oscar Fraley.
Está obra causó tal
sensación al grado de que la American Broadcasting Company llevó a cabo la
adaptación para una exitosa serie de televisión que acaparó de manera inusitada
la atención del público durante cuatro años ininterrumpidos (1959 a 1963).
Con la ayuda del
reportero Oscar Fraley, el ex agente federal Eliot Ness escribió sus memorias
en las que narra –con un poco de ficción– sobre como él y un grupo selecto de
agentes lucharon contra el crimen en Chicago en los años 30 durante la Ley seca
en Estados Unidos.
El impacto fue tal que
treinta años después de publicada la novela, el cineasta Brian De Palma realizó
en 1987 la película de Los Intocables basada en un libreto del guionista David
Mamet. La estrella del reparto fue el magistral Kevin Costner.
Lejos, pero muy lejos de
esta historia, en México hay un personaje de novela, un hombre que sabe
demasiado y que por lo tanto ha sido intocable, no como Eliot Ness que era
incorruptible y de su lucha contra el crimen que hizo de él una leyenda.
“Intocable” por ser uno de los hombres del poder.
Se trata de Genaro
García Luna “El Intocable”. Un ingeniero mecánico electricista que realizó sus
estudios en la Universidad Autónoma Metropolitana en el plantel Xochimilco, que
de las aulas universitarias pasó a los sótanos de la policía y de ahí a la
cúspide del poder.
Así como muchos nacen
para ser futbolistas, zapateros o periodistas, García Luna nació para ser
policía. De ello siempre se ha jactado. Lo cuenta así el que llegó a ser el
hombre más poderoso del país después del Presidente en su libro Contra el
crimen, pasado, presente y futuro de la policía en México. ¿Por qué 1,661 corporaciones
de policía no bastan?
Habla García Luna:
“Para 1989, en nuestro
país comenzaban a respirarse los aires de la globalización. La Guerra Fría
quedó atrás, cayó el muro de Berlín con todo lo que eso implicaba, los sistemas
de inteligencia de todo el mundo también comenzaban a cambiar.
“El Centro de
Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), concebido como un servicio de inteligencia
y contrainteligencia civil para la seguridad nacional, fue creado precisamente
en 1989 con la misión de reclutar profesionistas especializados, su mecánica
operativa articulaba lo último en metodología, sistemas y tecnología para la
investigación con una visión institucional de Estado y no solo de Gobierno,
rebasando el concepto y la definición anacrónica de “policía política.
“El CISEN comenzó a
reclutar cuadros de jóvenes pasantes y profesionistas de varias disciplinas con
un factor en común: no estar involucrados con sistemas de seguridad y no tener
interés en pertenecer a cuerpos de seguridad.
“Mentiría si dijera que
llegué al Centro de Investigación y Seguridad Nacional; el CISEN llegó a mí. A
esa convocatoria selectiva asistimos compañeros de diversas facultades, algunos
pasantes y otros con título nos ofrecieron un empleo bien pagado al finalizar
nuestra carrera. En mi caso me iba a desarrollar en sistemas y tecnología que
en esos momentos estaba llegando a México en forma masiva a través de sistemas
de telecomunicaciones, equipos de cómputo y metodología para procesar
información.
“El proceso de selección
se prolongó cuatro meses. Durante todo ese tiempo los aspirantes no teníamos
idea de que se trataba de una nueva agencia de inteligencia. Los exámenes de
admisión fueron extremadamente rigurosos: polígrafo, psicológico, psicométrico,
conocimientos, entorno social y situación patrimonial.
“Lo sorprendente es que
cada vez que acudíamos a una etapa del proceso de selección de entrevistadores
nos hablaban sobre nuestras actividades personales, amigos o relaciones,
preferencias y debilidades, información que nosotros no habíamos proporcionado.
“Después de acreditar
todos los exámenes, de múltiples entrevistas, una exhaustiva investigación
personal, en curso de inducción y formación básica para investigación, pasamos
a formar parte de la primera generación del Centro de Investigación y Seguridad
Nacional”.
La primera prueba de
fuego para Genaro García Luna surgió cinco años después como agente especial
del CISEN con el levantamiento del Ejército Zapatista el 1 de enero de 1994.
Fue un fracaso. De nada sirvieron esos largos años de entrenamiento y
capacitación, pues otro joven de la UAM Xochimilco resultó ser Rafael Sebastián
Guillén Vicente cuyo nombre de guerra era el subcomandante Marcos.
No obstante esa amarga
experiencia Genaro García Luna se fue encumbrando en las estructuras de la
seguridad nacional hasta erigirse en el súper-policía del régimen panista hasta
su ocaso con el regreso del PRI al poder, borrando de un plumazo a su obra
cumbre: la Secretaría de Seguridad Pública Federal, la institución policiaca
más poderosa y privilegiada en la historia del país.
Inmerso en el tema de la
seguridad nacional el autor de la Contracolumna solicitó una entrevista al
ingeniero Genaro García Luna, de entrada el funcionario ofreció una visita al
Búnker donde se asienta el Centro de Control de Mando y la base de la
Plataforma México, acepté, impresionantes las instalaciones, un recorrido palmo
a palmo durante más de seis horas por todas las áreas de inteligencia y una
visita especial de este periodista en compañía de cuatro legisladores federales
a uno de los penales más modernos y seguros del país, el de Hermosillo, Sonora
clasificado en el nivel 5 de máxima seguridad.
Si bien García Luna no
declinó la entrevista –para un extenso trabajo en el que el autor de la
Contracolumna trabaja desde hace varios años– son muchas las dudas y las
preguntas que surgen alrededor de este conspicuo personaje sobre el que durante
años han llovido lo mismo críticas que alabanzas, así como una andanada de
denuncias sobre supuestos nexos con figuras del crimen organizado, algunas de
ellas sospechosas campañas en su contra vinculadas a grupos del narcotráfico.
El asunto es por qué con
Vicente Fox y Felipe Calderón, Genaro García Luna permaneció inamovible e intocable.
Muchas son las dudas y
las preguntas. Por qué Genaro García Luna decidió no hacer público su
patrimonio en sus últimas declaraciones a las que por ley estaba obligado, y peor
aún cuando constantemente ha estado bajo severos señalamientos de enriquecimiento
inexplicable amasando fortuna y propiedades.
Tampoco respondió a la
exigencia de hacer públicos los resultados de los exámenes de control y
confianza a los que por ética y por ley debía ser sometido como funcionario y
uno de los encargados de la seguridad nacional, recordemos el caso del general
José de Jesús Gutiérrez Rebollo, el zar antidrogas que terminó protegiendo y
sirviendo a los cárteles de las drogas.
Bajo qué argumentos
jurídicos García Luna como secretario de Seguridad Pública Federal autorizó
compartir y mantener acceso libre y directo a la CIA y a la DEA sobre asuntos
de seguridad nacional, como lo revelaron los cables de WikiLeaks 09MEXICO1971,
09MEXICO2134, 09MEXICO3195 y 08MEXICO1063, en los que el legislador estadounidense
republicano Mark Kirk, cuestionaba, en 2009, la credibilidad del funcionario.
Por qué el presidente
Calderón ordenó a la PGR no acatar las exigencias del IFAI de hacer públicas el
número de las averiguaciones en contra de Genaro García Luna por sus presuntas
relaciones con el crimen organizado.
Por qué no se sancionó a
Genaro García Luna con la pérdida de la nacionalidad mexicana y destitución del
cargo por haber aceptado una condecoración del gobierno de Colombia sin haber
informado y consultado al Senado de la República y a la Secretaría de Relaciones
exteriores.
Por qué la Suprema Corte
de Justicia de la Nación no implementó medidas judiciales en contra de Genaro
García Luna tras haber comprobado que se violaron garantías constitucionales en
el caso de la ciudadana francesa Florance Cassez.
Sin duda son muchas las
preguntas, como el hecho de haber llevado a su más bajo nivel las relaciones de
México con Francia por el caso Cassez y dar al traste con el denominado Año de
México en Francia, luego de las declaraciones del mandatario francés Nicolas Sarkozy,
quien había anunciado que todos los eventos enmarcados en dicha celebración
estarían dedicados a Florence Cassez, condenada a 60 años de prisión en nuestro
país por formar parte de una banda dedicada al secuestro.
La pregunta es ¿Qué hay
detrás de Genaro García Luna que lo hace intocable?
¿Qué tanto saben en el
PRI que los motivó a terminar de un plumazo con el imperio de García Luna?
¿Después del 1 de
diciembre qué va a pasar con García Luna?
¿Se unirá al equipo de
Peña Nieto? O ¿Habrá rendición de cuentas?
Lo cierto es, Genaro
García Luna es un hombre que sabe demasiado. Y tal vez eso lo hace un “intocable”.
José
Martínez M., es periodista y escritor. Es Consejero de la Fundación para la
Libertad de Expresión (Fundalex). Es autor del libro Carlos Slim, Los secretos
del hombre más rico del mundo, y otros títulos, como Las enseñanzas del
profesor. Indagación de Carlos Hank González. Lecciones de Poder, impunidad y
Corrupción y La Maestra, vida y hechos del Elba Esther Gordillo.