vLa
Navidad de San Andrés Tuxtla.
Nacimiento
de Jesús.
Catedral
de San José y San Andrés.
Del latín Nativitas,
que significa nacimiento, es una de las fiestas más importantes de la Iglesia
católica que celebra el nacimiento de Jesucristo el 25 de Diciembre en Belén; un
pueblo de Palestina. La celebración de esta fiesta, se debe a la antigua celebración
anual del Dios-Sol en el Solsticio de Invierno, adoptada por la iglesia
católica en el siglo III d.c., para facilitar la conversión de los pueblos
paganos.
Existen diversas
teorías sobre el origen del 25 de diciembre como Día de la Navidad, algunos
historiadores señalan que La Navidad, debería situarse en la Primavera entre
Abril y Mayo y, para otros siguiendo el relato de Lucas 12:8, que indica que la
noche del Nacimiento de Jesús, los pastores cuidaban los rebaños al aire libre
y que el cielo estaba lleno de estrellas, es poco probable que este
acontecimiento hubiera ocurrido en el invierno, dadas las condiciones antes
señaladas; según la Enciclopedia Católica, La Navidad no está incluida en la
lista de festividades cristianas de Ireneo ni en la lista Tertuliano, acerca
del mismo tema, las cuales son las listas más antiguas que se conocen.
La verdadera
fecha no se encuentra registrada en la Biblia, es por ello que no todas las
denominaciones cristianas coinciden en dicha celebración religiosa.
De lo que sí
tenemos constancia y muy gratos recuerdos, es de cómo era la celebración de La
Navidad en San Andrés Tuxtla, a mediados del siglo XX, iniciaban las fiestas
desde la primer semana del mes de Diciembre, fecha en que los señores y jóvenes
iban a la montaña por el Paixtle, era un
ritual familiar religioso popular, muy hermoso, ya teniendo el Paixtle, que la
canastita costaba un peso, venía la elaboración del Nacimiento; toda la familia
se involucraba de acuerdo a sus habilidades, unos hacían el portal, otros
limpiaban los muñecos, algunos dibujaban las estrellas y el cometa en cartulina
y les ponían almidón con escarcha, algunos más iban por el musgo (limo) para
hacer los prados donde pastarían los borregos, se colocaban las pastoras y
pastores, casi todos los muñecos eran de
trapo, a excepción del Misterio (José y María), el ángel, la mula y el buey que
primero eran de cera, posteriormente ya fueron de barro cocido…
Varías personas
se dedicaban a elaborar los muñecos y animales de trapo, entre otras las señoritas
Guillermina y Florinda Maldonado que vivía en el callejón Aquiles Serdán,
hacían viejitos sentados en sus sillones, borregos, pastores y diversos
animales y personajes de la época, confeccionaban guías de campanillas de
colores hechas en papel y garzas de cartulina blanca para adornar el nacimiento,
también, la maestra Beatriz Soler Valencia en la calle 7 de Agosto elaboraba
muchas curiosidades para los nacimientos; todo debía estar listo para el 16 de
diciembre, fecha en que se realizaba la primer posada.
Daba gusto ver
por las calles empedradas de nuestro pueblo a los grupos de personas adultas y
niños con sus velitas encendidas, y llevando ‘La Rama’, de paraíso al frente, adornada
con bebetas (ahora llamadas Noche Buena), que abundaban en los linderos de los corrales
de las casas, flores de dagame, paixtle y sus faroles de naranja mateca que se
cortaban por la mitad, se les sacaba todo lo de adentro y se le abrían unas
ventanitas, en el centro se les colocaban velitas de cebo que se encendían y,
con un alambrito se colgaban de las ramas, como no había luz eléctrica en las
calles de los barrios, podía observarse un espectáculo hermoso en la oscuridad…
Por eso uno de
los versos del canto de la rama tradicional dice, “Salgan a la puerta y verán
que bonito, verán a la rama con sus farolitos” y los acompañantes contestaban,
“Naranjas y limas, limas y limones, más linda es la virgen que todas las flores”,
y así se iban entonando estos cantos por las calles hasta llegar a la casa que
le tocaba la posada. Al frente iba una niña o señorita que llevaba un misterio
pequeño, donde iba María sentada en un burrito y José con su varita de azucena,
jalando al burro en una base del mismo material…
En mi barrio,
primero las organizaba Hilario Morando Pucheta y mi madre, la Sra. María de los
Ángeles Carvajal Serrano, posteriormente la señora Mauricia Medel de Ramírez; últimamente
su hija Julieta Ramírez Medel se encargaba de la organización con mucho éxito y
así en cada barrio, siempre ha habido personas entusiastas que pensando en los niños
no han dejado morir esta hermosa tradición.
El protocolo era
el siguiente al llegar a la casa de quien le tocaba la posada, se pedía la
posada más o menos entre 7 y 8 de la noche, después se rompían las piñatas, las
cuales eran hechas con ollas de barro y figuras diversas alusivas a La Navidad.
Al término de las piñatas, venía la repartición de los dulces de colación, dulces
de anís, de menta o galletas y en ocasiones frutas; mandarinas, cañas,
tejocotes y cacahuates, posteriormente llegaron los dulces Tehuanos, ya
envueltos de fábrica; acompañaban a estos refrigerios, delicioso ponche de
frutas, para los señores con piquete y para las señoras y niños al natural. En algunas
casas daban hojuelas o tamales, rica horchata de arroz hecha en casa.
El día 24 de Diciembre
que era la última posada se hacía más temprano, porque cada familia debía estar
en su casa para la cena de Navidad y después ir a Misa de Gallo a Catedral, una
Misa Solemne, en donde el Señor Obispo concelebraba a las 12 de la noche con
otros sacerdotes, en el templo se hacía una nacimiento grande y a la hora de
cantar el gloria, cuando el sacerdote decía, “Gloria Dios en el cielo”, en ese
momento repicaban las campanas y todos las personas se felicitaban diciéndose
“Felices Pascuas de Navidad”, al término de la Eucaristía, el Sr. Obispo invitaba
a los presentes a participar en el arrullo del Niño Dios y posteriormente todos
los feligreses pasaban a adorarlo y le besaban en sus piecitos.
Posteriormente
el excelentísimo Señor Obispo colocaba al Niño Dios en su pesebre; el día
último del año, al término de la Misa el Celebrante sentaba al Niño Dios, de
igual manera el 2 de febrero, fecha en que el niño es presentado en el templo,
el Prelado ponía de pie al Niño Dios.
Por su parte
dentro de la religiosidad popular, el júbilo era grande, los clubes de la ciudad
organizaban posadas con orquestas de talla internacional, como Pablo Beltrán
Ruiz, la Sonora Santanera, la Sonora Veracruz, Acerina y su Danzonera, etc.
Había posada de casados, de Los Empleados Postales, Las Telefonistas, Los
Músicos, Los Maestros, Los Comerciantes establecidos, Empleados Municipales,
etc. En el atrio de Catedral, todas las noches después de pedir la posada, se
rompían piñatas para los niños del Catecismo y los más pobres que ahí se congregaban
como, boleros, chicleros, cargadores, etc.
Así mismo la
Radiodifusora X.E.D.Q., que estaba ubicada en la calle Constitución, todas las
noches hacía sus posadas, las cuales eran transmitidas a control remoto, se
reunía mucha gente y las casas patrocinadoras obsequiaban regalos que eran
rifados entre los asistentes; los Ayuntamientos, adornaban con guías de focos
de colores el Parque Lerdo; los niños por su parte se organizaban entre amigos
o vecinos y sacaban sus ramas; de las comunidades venían los pascueros con jaranas
y requinto, a los grupos que salían con las pascuas, se les denominaban “parrandas”;
cuando las personas veían venir una rama o a los pascueros, exclamaban, “ahí
viene una parranda”
¡Qué tiempos tan
hermosos! No había tanta inseguridad, las personas mayores eran respetadas por
los jóvenes, podía uno andar hasta el otro día y nada pasaba, todos éramos conocidos,
la gran diversidad y el crecimiento demográfico tan acelerado, ha cambiado en
gran medida la fisonomía de nuestras tradiciones. Es necesario que todos,
Autoridades Municipales, Religiosas, Educativas, Asociaciones Civiles y Padres
de Familia, participemos con más responsabilidad en el rescate de todas
nuestras tradiciones, sobre todo, los que nacimos en este hermoso terruño de ensueño
y que unidos, los medios de comunicación, taxista, locutores, maestros,
vendedores, empresarios, comerciantes y amas de casa, etc., nos demos a la
tarea de inculcar a nuestros hijos, a los niños y jóvenes que estén a nuestro
alcance, el amor a nuestra tierra y a sus costumbres, explicándoles la importancia
de este logro y desterrar la influencia mal orientada que sin discusión forma
parte del mosaico cultural de tradiciones de los pueblos de México, pero que no
pertenecen a las de nuestro querido San Andrés.
Con dedicatoria
especial a la memoria de las maestras Beatriz Soler Valencia y Julieta Ramírez
Medel, y de la Señorita Guillermina Maldonado.
Por mi parte es
todo, deseo que tengan una semana feliz y que Dios los bendiga abundantemente.
Profr. Sixto
Carvajal
Cronista de San
Andrés Tuxtla.